Queridas hermanas, me gustaría hablaros sobre mi vocación.
Lo primero es dar gracias por los dones y bendiciones que me han sido dados, especialmente por mi vida y mi vocación.
Soy Herlina, tengo 20 años, y estoy en mi segundo año de noviciado. Desde pequeña tenía el deseo de ser religiosa. Al ver a otras religiosas me sentía feliz e interesada. En primaria, en mi colegio, conocí a una religiosa que compartió su experiencia como religiosa con nosotros. Al hablar con ella me sentí feliz y aún más llamada. Sentí que mi deseo se hacía más grande.
Luego continué con mis estudios de secundaria y en el instituto, seguía con el pensamiento de ser religiosa pero no me atrevía a decidirme. Más tarde, la misma religiosa volvió a visitarnos y nos habló de nuevo de la congregación y de la vida como Religiosa. Entonces yo me sentí muy feliz igual que ella. Ella nos preguntó ¿Quién quiere ser religiosa? Yo levanté la mano para decir ¡Yo quiero se religiosa! Tomaron mis datos de contacto dirección y teléfono y desde entonces mantuve comunicación con las religiosas concepcionistas. Ellas me escribían o me mandaban mensajes y yo las respondía. Entonces la comunicación se hizo cada vez más fuerte.
Durante un mes este fue primer acercamiento. Después quisieron visitar a mi familia y eso me hizo muy feliz. Cuando vinieron mis padres estuvieron muy felices con mi decisión por lo que ingresé para iniciar mi formación como religiosa.
Después de un tiempo un día la formadora nos preguntó si quería continuar mi formación en Indonesia. Yo sí que quise. Y así continué hasta que me preguntaron si quería continuar con la formación en Filipinas. Sentí felicidad y miedo a la vez. Me dije que no estaba sola y que el señor estaba conmigo. Acepté y allí continué con mis estudios y formación . Aprendí más sobre la Congregación y sobre mi vocación y sobre mí misma y comencé el postulantado algo con lo que estaba muy feliz. Durante mi primer año estaba algo nerviosa pero continué y después ingresé en el noviciado. Un tiempo más tarde volví a Indonesia.Y nuevamente fue una decisión feliz. Es verdad que pasé miedo muchas veces pero Dios siempre me ayudó y me acompaño en el camino.
Esta ha sido mi trayectoria vocacional, muchas gracias.