“Di ‘sí’ al sueño de Dios”. Con este lema, se ha celebrado este 2019 la VI Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Con este motivo, el papa Francisco ha escrito un mensaje con el que, inspirado en la experiencia vivida durante la reciente Jornada Mundial de la Juventud, celebrada en Panamá, invita a ser valientes y “arriesgar por la promesa de Dios”.
Estos son los 10 verbos que El Papa Francisco ofrece a los jóvenes a la hora de preguntarse si eso que están sintiendo en lo más profundo es una llamada a un compromiso definitivo con Dios.
1.- Arriesgarse
La vocación es una invitación a no quedarse en la orilla con las redes en la mano, sino a seguir a Jesús por el camino que ha pensado para nosotros (…) Abrazar esa promesa requiere el valor de arriesgarse a decidir.
2.- Implicarse
Para seguir la llamada del Señor debemos implicarnos en con todo nuestro ser correr el riesgo de enfrentarnos a un desafío desconocido.
3.- Abandonarse
Debemos dejar todo lo que nos puede mantener amarrados a nuestra pequeña barca, impidiéndonos tomar una decisión definitiva.
4.- Descubrirse
Se nos pide esa audacia que nos impulse con fuerza a descubrir el proyecto que Dios tiene para nuestra vida.
5.- Fiarse
Cuando estamos ante el vasto mar de la vocación, no podemos quedarnos a reparar nuestras redes, en la barca que nos da seguridad, sino que debemos fiarnos de la promesa del Señor.
6.- Amar
La Iglesia es nuestra madre (…); por tanto, también debemos amarla cuando descubramos en su rostro las arrugas de fragilidad y pecado, y debemos contribuir a que sea siempre más hermosa y luminosa, para que pueda ser en el mundo testigo del amor de Dios.
7.- Recordar
No os dejéis contagiar por el miedo, que nos paraliza ante las altas cumbres que el Señor nos propone. Recordad siempre que, a los que dejan las redes y la barca para seguir al Señor, él les promete la alegría de una vida nueva, que llena el corazón y anima el camino.
8.- Comprometerse
Es necesario un compromiso renovado por parte de toda la Iglesia –sacerdotes, religiosos, animadores pastorales, educadores– para que se les ofrezcan, especialmente a los jóvenes, posibilidades de escucha y de discernimiento.
9.- Acompañar
Se necesita una pastoral juvenil y vocacional que ayude al descubrimiento del plan de Dios, especialmente a través de la oración, la meditación de la Palabra de Dios, la adoración eucarística y el acompañamiento espiritual.
10.- Mirar
Debemos mirar a María. Incluso en la historia de esta joven, la vocación fue al mismo tiempo una promesa y un riesgo. Su misión no fue fácil, sin embargo no permitió que el miedo se apoderara de ella. Su “sí” fue el sí de quien quiere comprometerse y el que quiere arriesgar.